"Las brujas" (Roald Dalh). Un libro deliciosamente divertido.
- Mil caminos en mi mochila
- 13 oct 2019
- 3 Min. de lectura
Si quieres conocer a Roald Dahl en estado puro, este es tu libro. Te aviso, no podrás parar de leerlo.

Este libro es, en mi opinión, una auténtica delicia para cualquier niño (o adulto) y uno de mis libros favoritos.
Pocos autores han conseguido tratar al joven lector con la seriedad, naturalidad y cercanía que Roald Dahl. Convierte un cuento con numerosos toques de terror y tragedia, en una deliciosa aventura, con muchos toques de humor, con una estructura de corte clásico: planteamiento, nudo y desenlace.
La historia comienza y se desarrolla a partir de un problema que rompe con el día a día del protagonista, un niño del que curiosamente no llegamos a saber su nombre, y que se soluciona con un final feliz, aunque atípico y sorprendente, porque no está cerrado y porque es feliz gracias a que el protagonista acepta su nueva personalidad. Así, el niño protagonista tiene que hacer frente desde el principio a la tragedia de la muerte de sus padres, además de luchar contra la peor encarnación del mal que se imagina: unas brujas. Pero, al final, gracias a su esfuerzo y afán de superación, llega a un desenlace feliz, en el que los buenos triunfan y los malos son derrotados. La clásica lucha del bien contra el mal.
Nuestro protagonista no está solo: tiene como apoyo y guía a su increíble abuela, quizás el personaje mejor definido de la obra. Su abuela es presentada casi como la adalid de la lucha contra el mal, una mujer sabia, anciana, dinámica, cariñosa… que ayuda al niño, su nieto, a afrontar las adversidades, a afrontar sus problemas, a caminar junto a él en el duro camino que decide iniciar. Es la “fuerza benévola” que acude en la ayuda del héroe enfrentado a su búsqueda, a su viaje, a los vaivenes de la vida, muy presentes en el cuento, duros pero tratados con naturalidad. Es su GUÍA (en muchas ocasiones, deliciosamente incorrecta).

Y por supuesto, destaca el personaje antagonista (casi más de la abuela que del niño), que no es otro que la Gran Bruja. Para mí, un personaje delicioso por su maldad, sin un ápice de benevolencia. Es mala 100x100, y no genera ninguna duda a la hora de alinearse en su contra. Acierta Roal en actualizar a las brujas: ya no son fáciles de identificar, viven entre nosotros y pueden pasar desapercibidas, a no ser que las delaten algunos divertidísimos detalles, cometiendo un montón de fechorías.
El mensaje que se quiere transmitir queda reflejado en las líneas superiores: no tenemos que desesperar, sino afrontar nuestros miedos y seguir adelante aun cuando la vida nos ponga piedras en nuestro camino. Con valentía, arrojo, confianza, fe, esperanza, valor y lucha, se pueden superar los miedos, alcanzar el final de la búsqueda y del viaje iniciado. También está presente el amor a la familia, la confianza ciega…
En la novela de Dahl encontramos otros temas clásicos que por su manera de ser tratados nos envían un mensaje positivo: la pérdida y ausencia de los padres, la lucha y posterior victoria del bien sobre el mal, la maravillosa relación que existe entre el niño-protagonista y su abuela, las valientes decisiones de actuar del protagonista, la fuerza que lo mueve a actuar en para salvar a todos los niños del mundo, la motivación y la superación que lo mueven a seguir la lucha contra el mal, encarnado en las horribles y muy malvadas brujas, y la siempre difícil aceptación de la muerte…
Para acabar, creo que es una obra orientada para niños de 8 a 12 años, en los que el gusto por lo fantástico, lo imaginario e irreal y las aventuras prevalece, pero al mismo tiempo siendo capaz de presentar situaciones reales que ya empiezan a asomar por la cabeza del niño, tales como la perdida de seres queridos, la amistad, la presencia del mal, el aceptarse como uno es (la conversión en ratón del protagonista)…
Como no podía ser de otro modo, la historia está increíblemente ilustrada por Quentin Blake, colaborador habitual de Roald Dalh, que nos hace soñar con cada uno de sus dibujos.
Y para finalizar, sólo añadir que me ha encantado leer esta obra, despertando en mí de nuevo ganas de aventura, de no ser siempre tan políticamente correcto, de vivir cada día a tope con los míos, de diversión… y por supuesto, de volver a leer más obras de Roald Dalh, un auténtico mago de las palabras. Os animo a descubrirlo.
Pd. Existe una adaptación cinematográfica muy divertida de este libro, pero os aconsejo que la veáis sólo tras haberlo leído.
Commenti